Las autoridades de EE. UU. recientemente anunciaron que no están seguros de que Israel vaya a informarles la fecha de un eventual ataque, si es fijada por el país. El propio EE. UU., señalan los expertos, anuncia que la operación militar debe ser realizada solo después de la aparición de pruebas firmes de que Teherán trabaja sobre armamento nuclear. Por el momento EE. UU. está conforme con la presión diplomática y por medio de sanciones a Irán.

Israel, aunque reconoció con las palabras del primer ministro, Benyamin Netanyahu, que las sanciones tuvieron un efecto potente sobre el país islámico, podría estar dispuesto a acciones más decisivas. El viceprimer ministro hebreo, Moche Yaalon, comentó a una cadena de radio israelí que «en la administración de EE. UU. hay dudas debido al temor de un aumento de los precios del petróleo en un año electoral”.

No obstante, los estadounidenses ya enviaron varios portaavionesa aguas cercanas a Irán, anunciando que no permitirán el cierre del estrecho de Ormuz, una amenaza lanzada por Teherán como una respuesta al posible embargo a las importaciones de petróleo persa por parte de los países europeos. Esta medida podría ser aplicada por la UE a finales de enero.

«Peligro inminente» para Rusia

Al mismo tiempo, Moscú ve a un posible conflicto armado en Irán como un «peligro» para la seguridad de Rusia. «Irán es nuestro vecino próximo, está un poco más al sur que nuestro Cáucaso. Por eso, si algo ocurre con Irán, es un peligro inminente para nuestra seguridad», evaluó el viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin.

«Rusia, como cualquier país responsable, está interesado en la no proliferación del armamento de destrucción masiva», añadió. Pero precisó que cualquier país «tiene derecho a tener todo lo necesario para sentirse confortablemente y con seguridad; entre otros, este derecho le pertenece a Rusia y a Irán».